Si queremos que la paz, la fuerza, la luz y la felicidad, recibidas durante la meditación, se mantengan vivas a través de la vida exterior tan absorbente, es necesario que todas las partes de nuestro ser se organicen alrededor de nuestra consciencia más elevada, la que está abierta al Divino, y que se sometan a su dirección. Para ello es indispensable una disciplina estricta, que prepare poco a poco y permita esa "unificación" del ser.
Para iniciarse a la meditación y a la práctica del Yoga Integral de Sri Aurobindo y de La Madre